
Pocas veces entendi ciertas verdades de él,
con su forma de vivir me hacía la sonrisa.
Grité en el desconsuelo cuando vi una nube
lloré entre las mareas altas y bajas.
De pronto arribó el fenix,
me vio llorar y comenzó a volar
alrededor de la nube que no me dejaba en paz.
Corrí hasta él diciendole
te amo.