
Queriendo asociar lo divino con lo agrio, me quedan dos pistas por las cuales caminar, pero los pies pesan y las ganas sobran en este andar de idas y venidas. Esas caras que no se olvidan por más que la memoria arañe la mente para poder decir y vivir a la par de la felicidad que todo el mundo busca y que nadie entiende es pasajera y como el bumeran.
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