lunes, enero 17, 2011

Tantas cosas pasan por mi cabeza en este momento, pasan como si fueran miles y miles de autitos, todos peleándose por llegar primero. La vida es más de lo que uno piensa, es tan malo prejuzgar aquellas cosas que creemos conocer bien. Nos está dando una lección que no debemos desperdiciar y a la vez nos está enseñando a darnos cuenta de lo que es y lo que no, de lo que no vale y de lo que sí!.
Valemos tanto y tan poco a la vez, somos tan grandes, tan interesantes, tan VITALES y podemos convertirnos en algo insignificante en dos segundos. Yo creo que todo es por algo y por eso es que estoy feliz, porque se que solamente fue un sermón de abuela, solamente fue una sacudida al cerebro y eso me trae paz. Por más de que todavía haya un largo camino, una larga película que terminar, yo se que esto va a ser una anécdota que ninguno va a olvidar.
Pero... ¿por qué tenemos que llegar a tal punto para poder abrir los ojos? y no lo digo ni por vos, ni por aquel, lo digo por todos, porque todos somos iguales y somos diferentes. ¿Cuál es el propósito?, yo creo que puedo contestarlo: ser inmensamente tercos, no existe propósito, existe capricho.