domingo, febrero 08, 2009

Todo tiene un final


Volví, descaradamente a esta ciudad llena de responsabilidades.
Basta con mirar mi cuarto y ver las carpetas de las benditas materias que tengo que estudiar.

Proyectos son los que tengo acá, al lado mio. Se aproxima un miedo cauteloso, al empezar desde cero una etapa desconocida. Quiero volver a la costa carajo; después de el maldito alcohol que nos hizo reir todos los días; esos mates calentitos a la tardecita cuando la playa estaba fria friaa. Como olvidar los churros de gordas morsitas sumando toda la heladera al llegar de la playa. Los dichosos asados de mi viejo antes de salir sumando un fernet o un ''vinito'' blanco para acompañarlo. El rastaman con su candela abajo del brazo y el '' la fidelidad es hipocrecia''.
Me rei como una hiena y dije tantas boludeces que no me alcanzan los pelos de la cabeza para contarlas. El centro, las caminatas, los ''vamos a la playa?'' a las 8 de la mañana. Los boliches, las tomadas, las idas y venidas. Todo fue increíble.

Graciela sobre todo a vos Pilar.